jueves, 18 de agosto de 2011

Bienvenidos a bordo.

"Ladies and gentleman welcome to board"

El verano es el momento preciso en el que los aeropuertos se llenan de gente de todos los países, es la mezcla perfecta de culturas.
Se pueden distinguir dos tipos de pasajeros: Los que viajan a menudo y se podrían recorrer los pasillos con los ojos cerrados y los principiantes que no lo hacen con tanta frecuencia y en sus caras se puede leer emoción o terror. Cuando llevas más vuelos viajados estas expresiones se sustituyen por aburrimiento.
Pero fundamentalmente siempre está más llenos de gente extranjera que la de tu propio país, así que hay gente para rato a la que fichar; en cualquier caso es gracioso ver a esas chicas con tacones de aguja de tres metros, ¡vestido de Chanel! y pamela como si ya estuviesen en su destino ignorando completamente las horas de vuelo que las esperan, las maletas que han de cargar y las aduanas que seguramente tengan que pasar.
Lo más aconsejable al llegar (en mi opinión), es observar. Especialmente a la gente con la que vas a compartir el vuelo, perfectamente arreglados, cómodos y (a no ser que su destino sea trabajar) de buen humor. 
De momento compartís la interminable cola de facturación de las maletas pero en unas horas ya casi te vas a saber hasta sus señales de nacimiento.
Si vas unas cuantas horas antes de la salida del vuelo y si tienes tarjeta VIP podrás pasar a una sala de preferencia en la que se distinguen la zona de fumadores y no fumadores. La primera es la más agobiante ya que todos lo fumadores empiezan a consumir su tabaco como si nunca mas fueran a tener la oportunidad de dar una calada. Al cabo de un tiempo a los de esta sala les avisan de que deben ir embarcando ya.
Las primeras horas de vuelo todo el mundo está perfectamente colocado, cada bolsa en su asiento y un murmullo general aceptable. Al cabo de unas horas por supuesto la situación ha cambiado. Los niños empiezan a correr por los pasillos y a llorar, los adultos se irritan y dan un paseo por los pasillos intentando adelantar al abuelillo que va bastante más lento; 
el resto de la gente está demasiado ocupada intentando enterarse de la película de hace 30 años que ni siquiera oyen porque ahora no te regalan ni los auriculares.
Lo normal  hoy en día es aplaudir cuando el avión aterriza.
Cuando bajas del avión puedes notar la diferencia entre el antes y después reflejado en el aspecto de los demás… Ahora tienen los ojos rojos, están despeinados y llevan las chaquetas en la mano esperando la cola del cuarto de baño del aeropuerto. Pero cuando la gente ya no puede más llega la peor parte llamada: Recoja su maleta.
 Normalmente siempre suele salir la última de todas, habiéndola confundido antes con otras quince maletas muy parecidas, eso siempre y cuando tu maleta no sea amarillo pollo como la mía; pero aún así.
Con suerte la maleta aparece un cuarto de hora después que la de los demás, con mala suerte la maleta no aparece así que te toca y a reclamarla y con mucha suerte te la envían a casa al cabo de una semana.
Cuando llegas a tu destino te sientes tan cansado que ni siquiera puedes sonreír, sea donde sea… Desde luego como en casa ¡En ninguna parte!

P.

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